El frenillo lingual, causante de múltiples secuelas en edad adulta

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Se entiende como anquiloglosia a la restricción de movimiento de la lengua debido al crecimiento de un tejido fibrótico de origen congénito en la parte inferior que limita su movilidad natural. Se conoce comúnmente como frenillo lingual o anquiloglosia y su sintomatología más conocida es la incapacidad de pronunciar determinados sonidos por parte de quien lo tiene. Existe, además, el pensamiento generalizado de que esa anomalía fonética es la única consecuencia derivada de este movimiento anormal de la legua afecta exclusivamente. Sin embargo, los expertos advierten de otras consecuencias latentes vinculadas a la anquiloglosia. “Si esa lengua no tiene un correcto movimiento, ocasiona a largo plazo una serie de consecuencias tanto funcionales como anatómicas en el desarrollo de la de la estructura de la vía aérea superior”, explica el codirector del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Quirónsalud Marbella y Presidente de la Comisión de Roncopatía y Trastornos Respiratorios del Sueño de la SEORL, el doctor Carlos O´Connor Reina.

El experto explica que esta anomalía en la rotación de la lengua es responsable de múltiples secuelas que afloran en edad adulta afectando a funciones vitales del ser humano. Entre ellas, la correcta transición del alimento al esófago o una adecuada respiración durante el sueño. “La maniobra deglutoria está íntimamente relacionada con un correcto funcionamiento de la lengua. Si esa lengua no se mueve con normalidad, ocasiona a largo plazo que otros músculos de la cavidad bucal realicen movimientos de compensación para aliviar esa deficiencia. Esta circunstancia ocasiona problemas de salud como deformidades dentales, cervicales y de la musculatura faringea que, a largo plazo, pueden dar origen a la apnea del sueño”, detalla el otorrinolaringólogo.

El diagnóstico precoz en los primeros meses de vida es, en opinión del especialista, imprescindible para evitar consecuencias “muy importantes a lo largo de su desarrollo vital”. Se calcula que entre un 5% y un 10% de bebés nacen con el frenillo de la lengua corto. Es habitual diagnosticar la anquiloglosia antes del primer año. Si bien, existe un alto porcentaje que se detecta tiempo después, a partir de los 3 años, coincidiendo con la primera etapa del habla.

En este sentido, el doctor Carlos O´Connor Reina, considera indispensable la colaboración estrecha entre el otorrinolaringólogo y el logopeda. “No se trata solo de una corrección con cirugía. El paciente ha de concienciarse de la necesidad de rehabilitación ya que hay un problema funcional en los movimientos de la lengua que es necesario corregir mediante técnica y ejercicios controlados por un experto”.

El codirector del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Quirónsalud Marbella, concluye que el frenillo lingual es “el gran olvidado” sin que se tenga conciencia de que es el responsable de muchas secuelas el día de mañana.

Sólida trayectoria profesional

Los doctores Carlos O´Connor Reina  y Juan Carlos Casado Morente lideran el servicio de Otorrinolaringología del Hospital Quirónsalud Marbella y del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar. Ambos se caracterizan por su sólida trayectoria profesional. A día de hoy, sus perfiles profesionales son referente a nivel nacional e internacional, por sus trabajos de investigación, implantación y desarrollo de técnicas de vanguardia, así como por sus publicaciones periódicas en revistas científicas de alto impacto. En la a actualidad ostentan cargos de Dirección en la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza. El doctor Carlos O´Connor Reina es presidente de la comisión de Roncopatía y Trastornos del Sueño y el doctor Juan Carlos Casado Morente  ostenta la presidencia de la comisión de Laringología, Voz, Foniatría y Deglución.

El servicio de Otorrinolaringología es una especialidad médico-quirúrgica que se encarga del estudio, diagnóstico y tratamiento de la patología que afecta al oído (audición y equilibrio), vía respiratoria superior (nariz, senos paranasales, faringe y laringe), olfato, cavidad oral, cuello y glándulas salivales.