Patrimonio histórico abandonado en el municipio
Este pasado día de los Enamorados se cumplieron 25 años de la firma de la donación del Trapiche del Prado al Ayuntamiento por parte de Mateo Álvarez Gómez. Fue un 14 de febrero de 1992 cuando este terreno de casi 12.000 metros cuadrados, que aloja las ruinas de un inmueble cuyo origen se remonta a 1640, fue entregado a manos municipales. Y allí sigue, en camino de convertirse en un montón de cascotes por el paso irreversible del tiempo.
Hace unas semanas la delegada de Cultura Gema Midón señalaba la intención del Ayuntamiento de afrontar de una vez por todas las obras de resturación del Trapiche del Prado para convertirlo en un centro de arte contemporáneo y punto de encuentro de artistas. Midón se ha marcado como gran objetivo del año el conseguir poner en marcha este ambicioso proyecto. Si lo logra, sería todo un hito a la vista de los despropósitos que, por comisión u omisión, ha sufrido este espacio histórico a manos municipales en los últimos 25 años.
El Trapiche del Prado es uno de los monumentos más importantes de Marbella. Y uno de los más maltratados por la dejadez de todos los gobiernos municipales desde la época del GIL. Hasta el punto de que actualmente corre el riesgo inminente de derrumbe. No es este el lugar en el que contar las “peripecias” vividas desde 1992. Sólo destacar que se tardaron 17 años en echar a los caballos de los cocheros que lo tenían ocupado. Que se llegó a estar muy cerca de construirse el geriátrico prometido en la donación. Pero la empresa interesada quebró. Y que actualmente está incluido en la Lista Roja de Patrimonio por el riesgo de deterioro en el que se encuentra.
La desidia municipal y el peligro real de derrumbe llegó a tal punto que en abril de 2016 diversos colectivos sociales y culturales (Cilniana, Marbella Activa, San Pedro Alcántara 1860, etc.) crearon la Plataforma en Defensa y Mantenimiento del Trapiche del Prado. El objetivo: hacer hincapié en la importancia de proteger y restaurar este elemento crucial del patrimonio histórico-industrial de nuestro municipio.
Como señala la componente de Cilniana Lina Urbaneja, “mantuvimos una reunión en mayo de 2016 con el alcalde José Bernal y la delegada de Cultura Gema Midón, en la que recibimos la promesa de un compromiso sólido por parte del Ayuntamiento para que, por lo menos, se llevaran a cabo labores de mantenimiento, limpieza y desbroce del Trapiche”. Pero nada se hizo ni se dotó a esta acción de un presupuesto. “Hubo una segunda reunión a mitad de diciembre, a la que asistimos representantes de la Plataforma y un técnico de la Junta de Andalucía, pero que tuvo que anularse por la incomparecencia del alcalde y de la delegada Gema Midón”.
Uno de los sobrinos de quien donó el Trapiche, Fernando Álvarez, asegura que el propio alcalde le ha propuesto devolverle el terreno donado, “ya que decía que no tenían dinero en el Ayuntamiento para acometer su restauración”.
Hace falta más voluntad política para sacar al Trapiche del olvido al que ha sido condenado. Como señala el concejal “Kata” Núñez de Podemos, “nosotros nos interesamos por esta parte del patrimonio de la ciudad desde que entramos en el Ayuntamiento, preguntando en todos los Plenos qué se va hacer para recuperarlo. Pero, tras recibir excusas de todo tipo, llega un momento en que te das cuenta de que no entra en la agenda del actual equipo de gobierno”.
Pura dejadez
En la Plataforma lo tienen claro, “es una cuestión de pura dejadez. Nosotros confiamos en que algún día el Ayuntamiento se tome en serio la recuperación del Trapiche. Pero actualmente no está entre sus prioridades y estamos decepcionados”, señala Fabiola Mora de Marbella Activa.
A nuestros responsables políticos, a todos, se les llena la boca con el discurso de convertir a Marbella en un destino turístico todo el año. Con dotar al municipio de activos que la hagan atractiva más allá del ya superado “sol y playa”. Pero ninguno, da igual el color político, se ha tomado en serio la recuperación del Trapiche del Prado, uno de los activos culturales más importantes de Marbella, que se desmorona poco a poco en el olvido más miserable.
