Esta catalogación obliga a la Consejería de Medio Ambiente a actuar para preservar este árbol singular
Se acaba de cumplir un año desde que el Castaño Santo, uno de los seres vivos más viejos de la provincia, fuera declarado Monumento Natural de Andalucía. Una catalogación que lleva aparejada el compromiso por parte de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de llevar a cabo un saneamiento y tratamiento biológico de urgencia que incluya la retirada de ramas muertas y secas, el tratamiento de la plaga de la avispilla del castaño y su acotado perimetral.
Pues bien, ha pasado un año, el Castaño Santo sigue muriéndose, no se le ha aplicado ningún tratamiento anti-avispilla, no se han saneado sus ramas ni se ha aportado tierra para evitar la erosión que provoca que las raíces estén cada vez más al descubierto. Nada de nada.
De hecho, esta pasada primavera técnicos de la Junta visitaron al venerable árbol y, según ha señalado la historiadora Lina Urbaneja, constataron que el Castaño Santo se muere, está plagado de avispilla y es mejor dejarlo morir y ya está. Aunque, según ha explicado a este medio el ecologista Javier de Luis, “los técnicos se comprometieron a hacer unos trabajos de retirada de ramas, limpieza del entorno, sellado de los cortes y poda”. Seis meses después no se ha hecho nada.
Avispillas
Sobre la avispilla del castaño que mina la salud del árbol, De Luis sí ha podido constatar que hay muchas menos por una sencilla razón, “hay un nido de avispa africana, una especie invasora depredadora que está diezmando a la avispilla del castaño y eso se nota porque las hojas del Castaño Santo no muestran tanto las arrugas características que provocan las avispillas”.
Nuestro abuelo vegetal se muere. No hay duda. Pero si no se actúa, en vez de vivir doscientos años más, en cualquier momento un temporal desgajará alguna rama partiendo su tronco en dos. Y poniendo fin a más de 1.000 años de vida.
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