Un dilatado proceso burocrático
El recrecimiento del embalse de la Concepción es uno de los proyectos pendientes por hacer en la Costa del Sol. Actualmente se encuentra “sumergido” en el cumplimiento de la burocracia necesaria para que sea aprobado. San Pedro Información ha hablado con el responsable de la presa para desgranar los aspectos más destacados de la futura presa que triplicará a la actual en capacidad y tamaño, ya que pasará de los 61 hectómetros cúbicos a los 180 y su coronación medirá 760 metros de largo frente a los 255 de la que tenemos ahora.
Según el Antiguo Testamento, José, el hijo de Jacob, fue vendido como esclavo por sus hermanos en Egipto. Con el tiempo su rectitud y capacidad le auparon a un alto cargo dentro de la corte egipcia. José pasó a la historia por su previsión en época de abundancia, construyendo silos y acopiando reservas de alimentos. Lo que permitió al Faraón alimentar a su pueblo durante una época de sequía mientras las naciones de alrededor morían de hambre. Han pasado tres mil años, y nos toca asumir el papel de José. El embalse de la Concepción se nos queda pequeño. Más vale ser previsor y asumir que los recursos fluviales e infraestructuras hídricas están estirados al máximo. Su reducido tamaño (es el más pequeño de la provincia con una capacidad de 61 hectómetros cúbicos) siempre ha sido su mayor hándicap, porque se llena tan rápido que a poco que llueve fuerte tiene que abrir alguna de sus compuertas para desaguar con objeto de mantener en todo momento los niveles de resguardo del 80-85%.
San Pedro Información ha estado hablando con Agustín Merchán, Ingeniero y Director de Sistemas de la presa de la Concepción, sin duda uno de los mayores conocedores del pasado, presente y futuro de esta infraestructura clave para el desarrollo de la Costa del Sol. Gracias a él, podemos conocer de primera mano el futuro proyecto de recrecimiento del embalse de la Concepción.
Anteproyecto recrecimiento
En 2012-2014 se hizo el anteproyecto de recrecimiento del embalse de la Concepción. Explicado de manera esquemática: se construirá un nuevo muro unos cientos de metros más abajo de la actual presa, pero con una altura de 32 metros por encima del embalse que tenemos ahora. Con lo que se triplicará su capacidad hasta los 180 hectómetros cúbicos. Se necesitarán 3 millones y medio de toneladas de hormigón para hacerlo realidad y la parte alta de la futura presa, la coronación, medirá 760 metros de largo frente a los 255 actuales. El coste del embalse, según el anteproyecto, será de 325 millones de euros.
Sin embargo, hay que asumir que esta obra va para largo. Al ser de interés general, se envió el proyecto al Ministerio de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente (Magrama), que debe decidir la resolución medio ambiental favorable. El Magrama señaló en 2015 la apertura de un periodo de consultas para la elaboración del estudio de Impacto Ambiental (IA).
A finales de 2015 se enviaron los resultados de las consultas a la Consejería de Medio Ambiente. En primavera de 2016 se revisó el estudio de IA y se reenvió al Ministerio. Y el pasado junio se cambiaron aspectos formales del anteproyecto y se contrató una asistencia técnica para actualizarlo, devolviéndose al Ministerio hace unas semanas.
Como señala Merchán, “haciendo un ejercicio de imaginación y en un escenario ideal”, el siguiente paso es que en 2017 se consiga la aprobación técnica por parte del Magrama.
Después vendrán las alegaciones medioambientales por parte de Ayuntamientos, grupos ecologistas y otros colectivos. Posteriormente se hará una convocatoria pública para redactar el proyecto del recrecimiento. Y después podría empezarse la construcción del nuevo embalse, que puede tardar cinco años.
Si al cambio climático, que extremará los periodos de sequías y lluvias torrenciales, unimos la presión creciente y futura del desarrollo urbano de la Costa del Sol, no nos queda más remedio que asumir el papel de José hace 3.000 años, ser previsores y tener un embalse que nos garantice el agua cuando lleguen periodos extremos de sequía. Que llegarán.
Una obra pionera que cumple 50 años
En 1966, tras dos años de proyectos y licitación, comienza la construcción de la presa de la Concepción, que duró cuatro años hasta su puesta en servicio en 1970. Bien lo sabe el entonces Jefe de Maquinaria Juan Lima, uno de los máximos responsables de la construcción del embalse. “Lo primero que tuvimos que hacer fue un túnel de desvío del cauce del río Verde, construyendo unas pantallas impermeables para aislar el nivel freático del río. Hay que entender que sólo 1/7 del agua del cauce es visible, la mayoría no la vemos porque está bajo tierra”.
Este ingeniero recuerda que en la obra trabajaron “todos los hombres disponibles de Istán”, y se empleó cinco toneladas diarias de dinamita para romper las paredes de la cantera de la que se extrajo el material de construcción. Las rocas, arenas y grava resultante se llevaba mediante una cinta transportadora desde la cantera a un centro de clasificación de seis plantas aledaño al embalse. Día y noche se empleaban más de veinte camiones de 50 toneladas para traer hormigón desde Málaga. “También tuvimos que resolver el problema de la ladera izquierda del embalse, que presentaba ciertas inestabilidades y lo solucionamos introduciendo unos cables de 50 metros de largo en el interior de la montaña para afianzarla”.
Sobre los proyectos planteados para aumentar la capacidad de la presa de la Concepción, Juan Lima tiene su propia idea: “construiría la presa aguas arriba de Istán, cerrando el valle de la Cañada del Infierno en su punto más estrecho. Podría tener una capacidad de hasta 300 hectómetros cúbicos y solucionaría todos los problemas hídricos de la Costa del Sol”.
Juan Lima estuvo más de dos años trabajando en la presa. Una vez iniciados los trabajos de construcción del muro del embalse se dio por terminado su labor y con su experto equipo partió a Ceuta para construir otra presa allí. Posteriormente, con la empresa Dragados, se fue al desolado sur de Argentina, donde participó durante cuatro años en la construcción del monumental embalse de Cerros Colorados en Neuquen, con una capacidad de 20.000 hectómetros cúbicos.