A las ruinas es muy frecuente que se acerquen los niños que frecuentan el parque con el peligro que conlleva
La ermita del Vigil de Quiñones se construyó hace décadas a imagen y semejanza a la iglesia filipina donde unos soldados españoles, cuidados por .el joven teniente médico marbellí Rogelio Vigil de Quiñones, resistieron como el último reducto del imperio colonial español. Es la ermita del parque forestal donde cientos de personas celebran cada fin de semana barbacoas o cumpleaños. Y se encuentra en un estado ruinoso, olvidada por el Ayuntamiento como lo estuvieron los últimos de Filipinas que tan bien supo mantener sanos el médico militar marbellí.
Ermita del parque Vigil de Quiñones
Cinco años lleva el Consistorio anunciando que la capilla de la ermita del Vigil de Quiñones va a ser restaurada. Primero por parte del Partido Popular de Ángeles Muñoz. Luego lo prometió el tripartito encabezado por el socialista José Bernal. Esgrimiendo estudios y proyectos de rehabilitación de la réplica de la iglesia filipina de Baler. Vendiendo la reforma de todo el entorno, también de los abandonados vestuarios que hay a unos metros de la ermita.
Pero nada se ha hecho, más allá de cubrirla con una lona protectora que ha acabado desplazada en el suelo. Su techo desapareció hace tiempo. La reja de acceso yace tirada en el suelo y cualquiera puede entrar en su interior lleno de escombros, con maderas, basura y hierros rotos por todo el suelo de este espacio religioso. Algo que hacen frecuentemente los niños y adolescentes que van con sus padres a las barbacoas. Con el grave riesgo que supone ya que el edificio amenaza ruina. Hasta los vándalos han dejado su huella pintando en uno de las paredes laterales un grafitti.
El arreglo de la ermita no debería suponer un desembolso muy abultado para un Ayuntamiento con un superávit de millones de euros como el de Marbella. Apenas unas decenas de miles de euros. Aunque parece que no está entre las prioridades más inmediatas del equipo de gobierno municipal, ya que desde el Consistorio han confirmado a este medio que sí que existe el proyecto para poner de nuevo en valor la capilla desde hace tiempo, pero no hay fecha para que empiece a ejecutarse. Descansa en el fondo del cajón, olvidado como los últimos de Filipinas.
Actitudes incívicas
Otro problema grave que padece el parque forestal es la falta de civismo de los usuarios de las barbacoas. A pesar de que hace ya tiempo que para usar las barbacoas hay que reservar con nombre y apellidos, y así tener alguien a quien hacer responsable de un uso inadecuado de las instalaciones, sólo hay que ir al Vigil de Quiñones a una hora temprana en fin de semana para encontrar que este espacio verde está cubierto de basura y desechos alimenticios. Para disfrute de las gaviotas claro. Porque el servicio de limpieza del parque actúa por la mañana, y lo hace bien para dejarlo a punto, pero toda la basura que arrojan al suelo los incívicos permanece durante el resto del día y de la noche.
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